sábado, 24 de abril de 2010

SALMO 23 de David.


El SEÑOR es mi pastor, nada me falta;
por prados de fresca hierba me apacienta,
hacia las aguas del remanso me conduce
y recrea mi alma;
me guía por senderos rectos
por amor de su nombre.
Aunque vaya por un valle tenebroso,
no temo ningún mal,
pues están junto a mi tu vara y tu cayado.
Tú me preparas una mesa
ante mis enemigos.
Perfumas con ungüento mi cabeza,
y llenas hasta arriba mi copa.
De gracia y dicha me circundas
todos los días de mi vida;
habitaré en la casa del SEÑOR
por muchos, muchos años.