viernes, 17 de septiembre de 2010

CARGANDO EL VENADO....

Estaba un hombre a la orilla del camino sentado en una piedra, bajo la sombra de un frondoso Arbol
Se le miraba triste, meditando cabizbajo; casi, casi a punto de soltar el llanto.
Así lo encontró su compadre, quien al verlo en tales fachas, le preguntó cual era el motivo, para que él se encontrara en situación tan deprimente.

- Compadre, la desconsiderada de tu comadre! Ella es la culpable de mi situación.
° --No digas eso compadre, mejor digame, a lo mejor te puedo ayudar a encontrar una solución al problema.
El compadre, después de respirar profundo y conseguir la calma, empezó su relato…..
--Mira compadre, tú sabes que somos muy pobres y en mi humilde rancho la única forma de acompañar los frijoles es con un pedazo de carne que consigo en el monte cuando salgo de cacería.

Me voy con mi escopeta, paso varios días de penalidades, arriesgándome con los peligros del monte, esquivando víboras y tigres, soportar la terrible comezón que me producen las garrapatas, los piquetes de moscos.-

Aguantar cómo se me mete hasta los huesos el frío de las noches. Luego, por fin, si la suerte me socorre y logro cazar un venado, todavía tengo que cargarlo en mis espaldas todo el largo camino de regreso al rancho y subir la cuesta de la loma hasta llegar a mi casa.
Todavía no termino de llegar cuando aparece mi señora con el cuchillo en la mano e inmediatamente empieza a repartir el venado entre los vecinos y sus familiares.
Que una pierna pa' doña Juana, Que otra pa' doña Cleo, Que este lomito pa' mi mamá, que esto pa'llá, Que las costillitas para mi hermana y a los dos o tres de nuevo sin nada que comer y ahí voy de tonto otra vez de cacería.
¡Pero ya me cansé y esta noche mínimo las desmechoneo!

El compadre de aquél pobre desdichado, después de meditar un momento, le dio la solución:

° --Invita a tu mujer a cargar el venado.
--¿¡Qué!?
° -Sí, llevate a la comadre de cacería, No más no le digas las penurias que pasas para llevar el venado a tu casa . Mejor píntasela bonito. No le hables de caminos empedrados, ni de los bichos, ni los peligros, ni del frío ni el calor.
° Dile que la invitas a la cacería para que los dos disfruten juntos de los bellos paisajes, del esplendor de las estrellas que te cobijan en la noche, De los manantiales cristalinos que reflejarían románticamente sus imágenes,
° De la graciosa manera en que camina el venado
° De el dulce canto de los grillos y los pajarillos silvestres, en fin, pintale bonita la cosa.

El compadre siguió el consejo. Por supuesto la convenció.

x La mujer, entusiasmada, se fue con la falda larga hasta el tobillo, poco a poco se le desagarraba con las púas en el camino y al cruzar el primer "aguamal" se redujo a minifalda porque la prenda quedó desgarrada.
x Se le pegaron por todo el cuerpo garrapatas y bichos. El fuerte sol le quemó la piel. El pelo se le maltrató: le quedó tieso como estropajo. Las manos llenas de ampollas y llagas que se le hicieron al abrirse paso entre el espeso monte.

x Toda vuelta mierda y sin aliento, estuvo a punto de sufrir un infarto al toparse con una enorme víbora.
Por fin, después de tantos martirios, encontraron al venado. El hombre sigiloso se acercó a su presa, y localizó el blanco justo para liquidar al escurridizo animal. ¡Bang! Y el venado cayó muerto.
La mujer no cabía de júbilo pensando que su sufrimiento había terminado, pero no era así.

--Ahora, mi amor, quiero que cargues el venado para que veas lo bonito que se siente -- le dijo el hombre masticando con una expresión rabiosa en cada una de sus palabras.
La mujer casi se desmaya ante la mirada asesina de su marido, pero ante la desesperación por regresar a su casa no tuvo aliento ni para replicar, cargó el venado en su espalda hasta su casa.
Vuelta mierda, casi muerta con las piernas temblando, jadeando y a punto de reventarle el corazón, llegó y tiró el animal en la sala de su casa.
Sus pequeños hijos y sus vecinos, salieron a recibir a la pareja de cazadores y acostumbrados a la repartición, gritaron los niños a su mamá con alegría:
-- Mamá, mama!! Vamos a repartir el venado, la mamá de Huguito está esperando por una pierna del venado!!!.
La mujer tirada en el piso, hizo un esfuerzo sobrehumano para levantar la cabeza y con los ojos inyectados de sangre volteó a ver a los niños y agarrando aire hasta por las orejas, les gritó:
¡¡¡ Este venado no me lo toca NADIEEEE !!! y tú Huguito, ve y dile a tu mamá que se vaya al mismisimo diablo!!!!! El que toque este Venado lo Mato!!!!!!!!!!!


"REFLEXIÓN"
Para valorar el esfuerzo ajeno y respetar la real dimensión del trabajo de los demás, todos debemos aprender a "cargar el venado".
Muchos tienen riquezas, empresas y comodidades porque durante años cargaron muuuuchos venados para llegar a donde están ahora…
Y muchos otros como la comadre del cuento siempre esperan cual hienas a que llegue el vecino, el amigo, el conocido o el desconocido con el venado a cuesta para caerle y desgarrarlo, sin importar el esfuerzo que les ha costado conseguirlo
La experiencia adquirida con el paso de los años nos ha enseñado.
Sólo se valora aquello que se ha adquirido como resultado de nuestro arduo trabajo.
Sólo cuidamos aquello que nos ha costado esfuerzo, sudor y sacrificio.

Nunca pienso en el futuro - ya llegará!
(Albert Einstein)

sábado, 28 de agosto de 2010

¿BUENA SUERTE?, ¿MALA SUERTE?, ¿QUIEN SABE?



Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo se escapa a las montañas. Cuando los vecinos del labrador le dijeron que mala suerte tenía por perder el caballo, él les replicó: ¿Buena suerte ?, ¿Mala Suerte? ¿Quién sabe?
Una semana después el caballo volvió trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte y éste les respondió: ¿Buena suerte ?, ¿Mala Suerte? ¿Quién sabe?.
Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de los caballos, se cayó y se rompió una pierna. Él consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: ¿Buena suerte ?, ¿Mala Suerte? ¿Quién sabe?
Unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que s encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala Suerte? ¿Quién sabe?
Todo lo que parece a primera vista contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañino. Así pues, será postura sabia que demos a Dios decidir lo que es buena y mala suerte, y le agradezcamos que todas las cosas se conviertan en bien para los que le aman.

Setiembre 2201
Revista Arco Iris
Arcoiris33@hotmail.com

lunes, 9 de agosto de 2010

DEJA QUE TU LUZ BRILLE.....



Una pequeña niña se encontraba entre un grupo de personas, que eran guiadas en una excursión por una gran catedral. Mientras el guía daba explicaciones sobre las diversas partes de la estructura, el altar, el coro, la mampara y la nave principal, la atención de la pequeña estaba enfocada en una vidriera de colores.
Estuvo por largo tiempo, considerando en silencio la ventana. Al elevar la vista hacia las figuras que formaban parte del vitral, su rostro fue bañado en un arco iris de colores cuando el sol de la tarde inundó el ala cruciforme de la inmensa catedral.
Cuando el grupo se preparaba para continuar la gira, la niña se llenó de valentía y preguntó al guía: "¿Quiénes son las personas que están en ese vitral tan hermoso?
-Esos son los santos" -respondió aquel.
Esa misma noche, mientras la niña se alistaba para acostarse, le dijo a su madre con orgullo:
-Sé quiénes son los santos.
-¿Lo sabes? -respondió la madre. ¿Y me podrías decir quiénes son?
Sin vacilar la niña respondió:
- ¡Son las personas que dejan que la luz brille a través de ellas.

viernes, 6 de agosto de 2010

¿Dónde están los milagros?


Preguntan los hombres y mujeres de hoy, que van buscando por el mundo, pruebas del infinito amor de Dios. ¿Dónde los estamos buscando, si somos el Milagro más grande de la creación?…
El milagro de abrir los ojos a un nuevo día, el tener la oportunidad de hacer de tu vida lo que quieras hoy, el sentirte vivo a pesar de cualquier momento asumido, el ser capaces de sentir los latidos que da sin parar el corazón.

Basta creer, no perder nunca la fe, ser capaces de ver más allá, tener esa capacidad de asombro que nos ayuda a disfrutar de la magia que nos ofrece la naturaleza y toda la grandeza que en nosotros a semejanza de Dios, hay.

Cuando se es niño, se cree en los sueños, la magia y la fantasía, tenemos la certeza que Dios todo lo puede y que si luchamos por ello, nuestras ilusiones se pueden hacer realidad; a medida que pasa el tiempo y vamos creciendo, los momentos fantásticos se volverán cada vez más cortos; sin darnos cuenta, nos olvidamos de muchas cosas y dejamos de creer en casi todo.

Hay quienes consideran que en las personas con discapacidades no existe la perfección de Dios; ¡qué ciegos son, aún teniendo ojos que ven!, porque no logran comprender, que en lo más pequeño y aparentemente imperfecto, ahí es donde se dan tantos milagros que a todo aquel que lo descubra le ha de sorprender.

¿Quién no logra asombrarse cuando ve a un ser humano que sin manos pinta con la boca o con los pies? ¿Quién no llora de emoción, cuando descubre que alguien con alguna limitación alcanza cosas más grandes que aquellos a quién aparentemente nada les faltó? Cuando se piensa que se tiene todo, se limitan los sueños, se debilita la fe, se acaba el sentimiento de búsqueda, nada se espera, se estancan las ilusiones, se acomoda el ser.

Por eso existe en la debilidad y fragilidad, un milagro más que nos da la capacidad de llorar, de buscar, de esperar, de llamar a la puerta y tener la certeza de que seremos escuchados y se nos abrirá. Muchos están a la espera de un milagro: una sanación, un empleo, una conversión; y cuando no se da lo que tanto pedimos, así como lo esperamos, nos sentimos frustrados, creemos que Dios no nos ha escuchado o nos ha abandonado.

No siempre los milagros suceden como los anhelamos, quizás nos vienen de otra forma y ni cuenta nos damos; no podemos permitir que nada nos quebrante la fe, estamos vivos hoy, y mientras eso pase, muchas cosas suceden y otros más están por suceder; por eso, no dejemos de pedir y mucho menos, de agradecer.


AUTOR: KARY ROJAS

jueves, 29 de julio de 2010

LAS FRONTERAS DEL YO



Después de haber declarado que la experiencia de “enamo¬rarse” es una especie de ilusión que en modo alguno no constituye el amor verdadero, habré de concluir modificando algún tanto la perspectiva para señalar que enamorarse es algo que en ver¬dad está muy cerca del amor verdadero. En realidad, la falsa concepción de que enamorarse es un tipo de amor está tan difundida precisamente porque contiene algo de verdad.
La experiencia del amor verdadero tiene también que ver con las fronteras del yo puesto que supone una extensión de los límites de uno. Los límites de uno son las fronteras del propio yo. Cuando ampliamos nuestros propios límites por obra del amor lo hacemos extendiéndolos, por así decirlo, hacia el obje¬to amado cuyo crecimiento deseamos promover. Para que podamos hacerlo, el objeto amado debe primero sernos ama¬do; en otras palabras un objeto exterior a nosotros que está más allá de las fronteras de nuestro yo debe atraernos, debe ser susceptible de que nos entreguemos a él y nos comprome¬tamos con él. Los psiquiatras llaman a este proceso de atracción, entrega y compromiso “catexia” y dicen que “catectizamos” el objeto amado. Pero cuando catectizamos un objeto exterior a nosotros también incorporamos psicológicamente en noso¬tros una representación de ese objeto. Por ejemplo, considera¬rnos cl caso de un hombre que tiene por hobby la jardinería. Ese hombre “ama” la jardinería. Su jardín significa mucho para él.
.
Ha catectizado su jardín. Lo encuentra atrayente, está entre¬gado al jardín, está comprometido con él, tanto que es capaz de levantarse muy temprano un domingo por la mañana para cuidarlo; ese hombre puede negarse a viajar para no alejarse del jardín y hasta puede descuidar a su mujer. En esa catexia y a fin de cultivar sus flores y arbustos ese hombre aprende muchísimas cosas, llega a ser un experto en jardinería, en suelos y fertilizantes, en la poda conveniente. Y conoce su jar¬dín en todos sus detalles, su historia, las clases de flores y plantas que hay en él, su disposición general, sus problemas y hasta su futuro. A pesar de que su jardín existe fuera de él, por obra de la catexia el jardín ha llegado a existir también en el interior de ese hombre. El conocimiento que tiene de él y todo cuanto significa para el jardinero forman parte de él mismo, parte de su identidad, parte de su historia, parte de su saber. Al amar y catectizar el jardín ese hombre lo incorporó dentro de sí de una manera completamente real, y en virtud de esa incorporación su persona ha crecido y las fronteras de su yo se han extendido.
Lo que ocurre pues en el curso de muchos años de amor, de extender nuestros límites por obra de nuestras catexias, es una gradual y progresiva ampliación dc la persona, una incor¬poración en ella del mundo exterior y un crecimiento, en tanto que se opera un debilitamiento de las fronteras de nuestro yo. De esta manera cuanto más nos extendemos, más amamos y menos nítida se hace la distinción entre uno mismo y el mun¬do. Llegamos a identificamos con el mundo. Y a medida que se atenúan y debilitan las fronteras de nuestro yo, experimentamos cada vez más intensamente ese mismo éxtasis que habíamos experimentado cuando se derrumbaron parcialmente las fron¬teras de nuestro yo y nos “enamorarnos”. Sólo que en lugar de habernos fundido transitoriamente e ilusoriamente con un obje¬to amado, nos fundimos de manera más permanente y realis¬ta con gran parte del mundo. Así puede establecerse una “unión mística” con todo el mundo. La sensación de éxtasis o biena¬venturanza que acompaña a esta unión, si bien puede ser más suave y menos dramática que la sensación que acompaña al enamoramiento, es sin embargo mucho más estable, duradera y satisfactoria. Esa es la diferencia que hay entre la experiencia de la cumbre, tipificada por el enamoramiento, y lo que Abraham Maslow caracterizó como la “experiencia de la meseta”. Aquí las alturas no brillan repentinamente para luego perderse; se las alcanza para siempre.
Es obvio que la actividad sexual y el amor, si bien pueden darse simultáneamente, con frecuencia están disociados porque son fenómenos fundamentalmente separados en sí mismo, el acto de hacer el amor no es un acto de amor. Sin embargo, la experiencia del acto sexual y especialmente del orgasmo (aun en la masturbación), es una experiencia asociada también con un grado mayor o menor de derrumbe de las fronteras del yo y del éxtasis correspondiente. A causa de este colapso de las fronteras del yo podemos exclamar en el momento culminan¬te “¡Te amo! “, y decírselo a una prostituta por la cual unos instantes después (cuando las fronteras del yo recuperan su lugar) no sintamos ni pizca de afecto. Esto no quiere decir que el éxtasis del orgasmo no pueda acrecentarse si se lo com¬parte con una persona amada; en efecto puede acrecentarse. Pero aun sin tratarse de una persona amada el colapso de las fronteras del yo que se da conjuntamente con el orgasmo puede ser total; durante un segundo podemos olvidamos por completo de quienes somos, perdernos en el tiempo y el espa¬cio, sentirnos fuera de nosotros mismos, transportados. Pode¬mos fundirnos con el universo.., pero sólo durante un segundo.
Usé la expresión “unión mística” para designar la pro¬longada “unidad en el universo” que se experimenta en el verdadero amor a diferencia de la momentánea unidad propia del orgasmo. El misticismo es esencialmente una creencia según la cual la realidad es unidad. El místico más profundo cree que nuestra percepción común del universo que ve en él multitud de objetos diferentes —astros, planetas, árboles, pá¬jaros, casas, nosotros mismos— todos separados por fronteras es una percepción falsa, una ilusión. Los hindúes y budistas usan la palabra “Maya” para designar esta general percepción falsa, este mundo de ilusión que nosotros erróneamente cree¬mos que es real. Ellos y otros místicos sostienen que la verda¬dera realidad sólo puede conocerse experimentando la unidad, lo cual se logra eliminando las fronteras del yo. Es imposible, captar realmente la unidad del universo mientras uno con-tinúe considerándose como un objeto separado y distinto del resto del universo de alguna manera. Por eso, frecuentemente los hindúes y budistas afirman que el niño antes de desarro¬llar las fronteras del yo conoce la realidad, en tanto que los adultos no la conocen. Y hasta sugieren que la senda que condu¬ce a la iluminación o conocimiento de la unidad de la realidad exige que suframos un proceso de regresión para hacernos como niños. Ésta puede ser una doctrina peligrosamente tentadora para ciertos adolescentes y jóvenes que no están preparados para asumir las responsabilidades del adulto, las cuales les parecen abrumadoras y más allá de su alcance. Tales personas pueden pensar “No tengo que pasar por todas esas cosas; puedo tratar de renunciar a ser un adulto y retirarme a la santidad sin asumir las responsabilidades
del adulto. Pero, al obrar de conformi¬dad con esta suposición, lo que se da es la esquizofrenia antes que la santidad.
Casi todos los místicos comprenden la verdad que expusi¬mos al terminar nuestra discusión sobre la disciplina: que debe¬mos poseer algo o haber alcanzado algo antes de poder renun¬ciar a ello y conservar sin embargo nuestra capacidad y com¬petencia. El pequeño que no tiene todavía fronteras de su yo puede estar en contacto más íntimo con la realidad que sus padres, pero es incapaz de sobrevivir sin el cuidado de los padres e incapaz de comunicar su saber. El camino que conduce a la santidad pasa a través de la edad adulta. Aquí no hay atajos rápidos ni fáciles. Las fronteras del yo deben consolidarse y endurecerse primero. Es menester que se establezca una iden¬tidad antes de que se la pueda trascender. Uno debe encontrar su propio yo antes de poder perderlo. La transitoria eliminación de las fronteras del yo que se produce al enamorarnos, al practicar el acto sexual o al usar ciertas drogas psicoactivas puede darnos un atisbo del nirvana, pero no el nirvana mismo. Una de las tesis de este libro es la de que el nirvana o la iluminación duradera o el verdadero crecimiento espiritual pueden alcanzarse sólo en virtud del persistente ejercicio del amor real.

En resumen, pues, la pérdida temporaria de las fronteras del yo cuando nos enamoramos o cuando practicamos el acto sexual no sólo nos lleva a comprometernos con otra persona, sino que además nos da un pregusta (y por lo tanto un incen¬tivo) del éxtasis místico al que podemos llegar en una vida de amor. Por eso, aunque enamorarse no es en sí mismo amar, esa experiencia forma parte del esquema grande y misterioso del amor.

miércoles, 21 de julio de 2010

Todo lo que das, se te devuelve...




por Shoshan

Hay una gran verdad en la vida:

La ley del karma que es la causa y efecto, todo lo que haces en la vida, ya sea bueno o malo, te es devuelto, es por esa razón que siempre hay que actuar con cordura, con justicia, con amor, sin soberbias porque a medida que das cosas buenas a las personas, ellas querrán estar cerca cerca de ti; no alejes a tus amigos o familia con malas acciones pues ello sólo traerá desolación a tu vida.

Lo que das recibes…

A veces hay personas que destacan por encima de los demás, incluso quienes provocan simpatía y buenos sentimientos. Si lo tomas bien, estas personas podrían motivarte a ser mejor.

De lo contrario, si el hecho de que a esa persona le vaya mejor que a ti sólo provoca celos y envidia, toda esa mala energía que proyectas se puede volver contra tu persona.

Mejor sería imitar las cosas buenas que observas,las que le hacen ser diferente y destacar. Tratar de imitar lo bueno de los demás no es malo, todo lo bueno lo podemos utilizar para nuestro bien,si te abres a ese mundo de posibilidades seguro que tu vida será mucho más feliz y placentera.

Cuando veas a una persona que es una triunfadora, que todo lo que emprende le va bien,piensa que ha sido una persona buena que ha repartidos sus bendiciones.

"Si no das,lo que recibes se pudre y no le sirve a nadie."

Todo lo que hacemos ya sea bueno o malo, aquí mismo lo veremos de vuelta hacia nosotros.

Sé una buena persona, haz cosas por los demás, no trates mal a nadie aunque se lo merezca; así tu corazón albergará sólo buenos sentimientos y podrás caminar por la vida alegre y sin prisas porque has actuado como un buen ser humano.

Sólo los buenos sentimientos deberían vivir en tu interior.No tengas cabida en tú corazón para el egoísmo, los celos o la envidia. Eso es un gran desgaste para ti misma y con eso jamás lograrás alcanzar una buena actitud frente a la vida.

La mejor competencia es con una misma, tratando cada día de ser mejores a modo que podamos dar lo mejor a todos los que nos rodean.


Con amor,
Shoshan

martes, 20 de julio de 2010

ABUNDANCIA ILIMITADA...



Por Jennifer Hoffman

Cada uno de nosotros quiere abundancia en nuestras vidas – queremos tener mucho dinero, amor, éxito y felicidad. Si no tenemos esas cosas creemos que la abundancia no está presente. Eso es porque tendemos a describir lo “bueno” en nuestra vida como abundancia y lo “malo” como carencia. Así que creemos que si tenemos dinero, amor, éxito y alegría entonces tenemos abundancia. Y si no tenemos esas cosas no tenemos abundancia, o tenemos carencia. Pero eso es equivocado. Nosotros existimos en un estado de abundancia todo el tiempo. Ya sea que tengamos lo que queramos o no, siempre tenemos abundancia en cada área de nuestra vida.
Nuestra tendencia a poner la abundancia junto con lo bueno en nuestra vida es lo que nos lleva equivocadamente a pensar que no podemos manifestar lo que queremos o que no estamos siendo bendecidos cuando vemos nuestra vida y solamente vemos problemas o carencia. Si cambiamos nuestra definición de abundancia de “riqueza” a simplemente tener una gran oportunidad, podemos ver dos cosas: en donde tenemos abundancia y de lo que tenemos abundancia. Entonces tendremos la información que necesitamos para manifestar lo que verdaderamente queremos.
Con una nueva definición de abundancia podemos ver nuestra vida de una forma muy diferente. ¿Existen áreas de su vida con las que no estén felices? Entonces tienen una abundancia de insatisfacció n. ¿Tienen pocos amigos y no mucho de una red social? Entonces tienen una abundancia de soledad. ¿No tienen suficientes recursos financieros? Entonces tienen una abundancia de carencia. ¿Desean poder comenzar un nuevo camino en su vida pero parece que no pueden dar ese primer paso? Entonces tienen una abundancia de miedo y duda.
Cuando tenemos muchas cosas que no queremos en nuestra vida, por ejemplo, relaciones difíciles, un trabajo insatisfactorio, dinero insuficiente, problemas con amigos y familia, pensamos que no tenemos abundancia. La tenemos, tenemos una abundancia de muchas cosas que no nos gustan. ¿Quién es responsable por eso? Una pista, no es el Universo. El Universo simplemente responde a nuestras peticiones. No las juzga ni nos recuerda que estamos pidiendo cosas que no van a hacernos felices.
¿Por qué intencionalmente manifestaríamos lo que no queremos? Hay muchas razones, por costumbre, miedo, duda, lecciones kármicas, o nuestras creencias sobre cuánta felicidad, éxito, riqueza y amor merecemos. Esa sola es la razón por la que tenemos abundancia de cosas que no nos traen alegría, paz, éxito y amor. El Universo nos da lo que pedimos, no más y no menos.
Una vez que sabemos dónde existe la abundancia, podemos comenzar a enfocarnos en la creación de una abundancia de cosas que queremos y menos de lo que no queremos. Transformar lo que estamos atrayendo para nosotros es tan fácil como poner atención a lo que estamos pidiendo, cómo lo estamos pidiendo y lo que creemos. Mientras que podemos no decir intencionalmente al Universo “quiero un trabajo insatisfactorio”, nuestra creencia de que no seremos felices con un trabajo o que no podemos encontrar uno que sea satisfactorio o incluso uno que nos pague lo que creemos que merecemos es suficiente para crear un trabajo insatisfactorio.
Pedir lo que queremos no es suficiente – ¿creemos que podemos tenerlo y que lo merecemos? Si no, siempre nos quedaremos cortos de obtener algo que nos satisfaga en cada forma. Todo lo que pensamos, decimos y hacemos afecta lo que atraemos en nuestras vidas. Nuestros pensamientos tienen simplemente tanta energía como lo tienen las palabras, así que si decimos que queremos un compañero amoroso en nuestra vida pero no creemos que alguna llegará a nuestra vida, no deberíamos sorprendernos de que estemos solos todavía otro día, mes o año.
Cambiar nuestras creencias sobre lo que merecemos es una de las cosas más difíciles que podemos hacer. Requiere vigilancia constante de nuestros pensamientos y palabras. Debemos hacer un esfuerzo genuino por recordar que somos poderosos, seres espirituales divinos que tienen la habilidad de crear lo que sea que queramos. Cualquier cosa que esté actualmente en nuestra vida es un resultado de algo que pedimos, ya sea que lo hayamos pedido consciente o inconscientemente, creímos que lo merecíamos y continuaremos manifestándolo hasta que nos transformemos.
¿De qué tienen una abundancia en su vida? ¿Está fluyendo suavemente y están felices con cada aspecto de su realidad? Si no, recuerden que han creando abundancia, simplemente que no están felices con ella. Una vez que se dan cuenta de eso, pueden enfocar sus esfuerzos de manifestación en crear una abundancia de lo que les traiga éxito, alegría, amor y paz. Vigilen sus pensamientos y palabras, revisen sus creencias y cambien las que les limiten, tomen acción cuando las puertas se abran y las oportunidades se presenten y entren en su poder. Creen una abundancia de cosas que los tenga contentos para saludar cada nuevo día y vivir la vida de sus sueños. Está dentro de su poder el crear abundancia – úsenlo para crear una abundancia de alegría y bendiciones.


Jennifer Hoffman, del libro del Arcángel Uriel “Cambiando Nuestra Consciencia – El Proceso de Sanación de la Humanidad